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jueves, 19 de julio de 2007

Capítulo 1-6: Conferencia

Cuando el reloj del departamento de Prensa dio las 10:45 AM, todos los que estaban ahí dejaron de hacer lo que fuese que hacían hasta ese momento y comenzaron a prepararse para ir al salón de conferencia del edificio, lugar donde se haría la presentación de aquel día. Alex rápidamente cogió su grabadora y libreta de notas y fue donde Isvan, que se encontraba en su oficina preparándose.

-¿Estás listo? –dijo Alex.

-Casi, casi. No encuentro mi libreta ni mi grabadora.

-Por Dios, amigo mío, al parecer hoy vino a trabajar tu cuerpo pero no tu cabeza.

-No digas eso. Lo que pasa es que he estado pensando en otra cosa.

-Eso ya lo veo, pero tienes que concentrarte ahora. Tendremos mucho trabajo el día de hoy.

-Tienes razón.

Diciendo esto último, Isvan cambio su mirada perdida por una que denotaba pura concentración. Recordó donde tenía su grabadora y su libreta. Las tomó y siguiendo a Alex dejaron el departamento de Prensa en dirección de la sala de conferencia.

Los pasillos del edificio estaban más concurridos que nunca. La gente iba y venía de un lado para el otro. A algunos se les veía preocupados, otros no tanto. Los guardias de seguridad –que durante la mañana habían aumentado en número- estaban serios como siempre y revisaban a todas las personas que pasaban de un área del edificio a otra, y no hacían exclusiones, por lo que Alex e Isvan fueron revisados de la cabeza a los pies antes de dejarlos pasar.

La sala de conferencia se encontraba en el tercer piso del edificio principal, que en realidad ocupaba todo el lugar, ya que era un gran salón que podía recibir a más de trescientas personas, todas sentadas. Estaba equipada con cámaras de televisión, puestos tanto para intérpretes como para periodistas radiales.

A medida que Alex e Isvan se acercaban a la sala de conferencias la seguridad iba en aumento. Esto se debía a que ese día estarían presentes los personajes más importantes de la ciudad, del país y del mundo en lo que a ciencia se refiere. También asistiría el Presidente de la Nación, Don Alejandro Diez, y la Ministro de Ciencia y Tecnología, Ana María Rebolledo, y el Secretario General de Gobierno, Carlos Alessandri –compañero de colegio y amigo de Isvan-. A la salida del ascensor en el tercer piso había un control de seguridad, el cual revisaba a cada uno de las personas que querían ingresar al salón. Las personas debían poner todas sus pertenencias en un canasto, el cual pasaba por un scanner de rayos x. Una vez que se verificaba que todos los objetos estuviesen permitidos, la persona debía pasar un por un pequeño pasillo en el cual era revisado con rayos x para verificar que no se estuviese escondiendo ningún tipo de artefacto. Superando el control de seguridad la persona era conducida hasta el lugar que se le había asignado por una de las treinta recepcionistas.

El salón tenía tres columnas de asientos, separadas por dos pasillos. Las columnas laterales estaban compuestas por quince filas de cinco asientos cada una, mientras que la columna central de diez asientos cada una. Al frente de las columnas se alzaba un gran escenario completamente equipado, en lo que a tecnología se refiere. En esta oportunidad el escenario había sido convertido en un mini laboratorio.

Cuando el reloj dio las once en punto, el auditorio se encontraba a su máxima capacidad y a la espera de que se diera inicio a la conferencia. Alex e Isvan estaban ubicados en la columna del centro en la tercera fila de asientos, ya que las dos primeras habían sido reservadas para figuras públicas.

Mientras Alex revisaba minuciosamente el folleto que le fue entregado cuando ingresó al salón –contenía el programa-, Isvan no dejaba de mirar el reloj, ya que sabía que cuando aparecieran las personas a cargo del proyecto, entre ellas estaría María Jesús. Alex al percatarse de esto miró fijamente a Isvan hasta que este le prestó atención.

-El tiempo no ira más de prisa por mirar continuamente tu reloj. –Dijo sonriendo Alex.

-Lo se, lo se, pero aún así no puedo dejar de hacerlo. Quiero que esto empiece de una buena vez.

-¿Cuál sería la razón para eso?

-Es un secreto. –Le respondió sonriendo Isvan.

-Tú y tus secretos. Lo único que te pido es que cuando empiece el asunto te concentres. Recuerda que tenemos un trabajo que hacer.

-Lo se.

Eran las 11:07 AM cuando el personal a cargo del proyecto apareció en el escenario. En total eran nueve personas, entre las cuales estaban Ignacio Méndez, director del proyecto, y María Jesús Sarat, subdirectora del proyecto. Al frente del escenario había nueve sillas y un estrado. Una vez que todos tomaron sus asientos, Ignacio Méndez se acercó al estrado y una voz de mujer que salió de los parlantes pidió silencio en el auditorio.

-Muy buenos días a todos y gracias por venir. Les ruego a todos permanecer en sus asientos durante la presentación y cualquier pregunta que tengan sobre ella por favor hacerla una vez que esta haya concluido.

Diciendo esto último el señor Méndez cedió su lugar en el estrado a María Jesús Sarat, quien se encargaría de explicar en que consistía el proyecto, que hasta ese día era un misterio. Su discurso comenzó señalando la importancia de la vida humana y como a pesar de los avances de la tecnología no habíamos podido curar enfermedades tan peligrosas como el sida o las distintas variantes del cáncer. “Eso es cosa del pasado” señaló la joven científico mientras relataba las tantas investigaciones que debieron realizar para poder dar con lo que, según Más Vida, la vida de todas las personas cambiaria para siempre.

Mientras la ex profesora de tecnología de hardware relataba todos los beneficios que le aportaría a la humanidad este descubrimiento, la gente comenzaba a impacientarse esperando a que les revelasen la cura milagrosa de todos los males, tanto así que Alex e Isvan ya tenían sus libretas llenas de posibles preguntas para los expositores.

“Más vida siempre ha estado preocupada de la gente ya que sin ellas la vida no existiría, es por esto que debemos tratar de prolongarla lo más posible eliminando todas aquellas enfermedades mortales para el hombre”, indicó María Jesús ganándose los aplausos tanto del Presidente de la Nación como de todos los presentes en el auditorio. Los aplausos se prolongaron por más de un minuto, y cuando por fin pudo volver a hablar dijo con firmeza: “Señor presidente, ministros presentes, periodistas y todos aquellos presentes, es un honor presentar la maquina que cambiará al mundo y lo hará un lugar más sano donde vivir, la MS-3000” (MS= Más Vida abreviado).