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viernes, 28 de diciembre de 2007

Capítulo 1-7: El Golpe

A un costado de donde estaba parada María Jesús, tras dar su discurso, se abrió una compuerta ubicada en el suelo y emergió del fondo la maquina recién presentada. A simple vista se podía apreciar un sillón de color blanco –muy parecido al que usan los dentistas-, que en el lado derecho tenía una computadora y un monitor. En ambos costados tenía horizontalmente dos extremidades –de 35 centímetros aproximadamente-, una a la altura del apoya cabeza y la otra donde descansarían los pies. Ambos pares de extremidades, tanto izquierdo como derecho, se unían al final por un riel, en el cual se movían, de arriba abajo, dos aros que envolvían al paciente y que se juntaba en el centro.

Mientras los expertos de Más Vida, liderados por María Jesús, realizaban una demostración de cómo funcionaba la MS-3000, Alex no quitaba sus ojos de encima de un grupo de personas que se encontraban en una esquina del auditorio hablando en voz baja. Estaban todos vestidos con trajes de color negro y llevaban gafas oscuras. Entre todos ellos sólo uno resaltaba sobre los demás. Era un tipo alto, debía medir aproximadamente un metro con noventa centímetros, llevaba su cabello rubio de forma desordenada y, al igual que sus compañeros, estaba vestido con un traje negro, pero sin corbata, con la chaqueta sin abotonar y con la camisa fuera del pantalón. El joven periodista pudo percibir que el supuesto líder, ya que los otros estaban muy pendientes de cada uno de sus movimientos, tenía sus ojos fijos sobre María Jesús.


Mientras el joven periodista no le quitaba los ojos de encima al intrigante hombre rubio, Isvan se acercó a su amigo para ver qué es lo que lo distraía tanto.

-Me puedes decir qué estas haciendo mirando hacia atrás, cuando deberías estar haciendo preguntas sobre el lanzamiento. Recuerda que nos pagan por esto. –Dijo con tono serio Isvan.

-Si lo se –Respondió Alex. Lo que pasa es que eso tipos de la esquina me parecen muy sospechosos.

-¿Acaso ahora eres detective? –Le preguntó con torno burlón.

-Muy gracioso, pero apuesto que no te va a causar mucha gracia cuando te diga que el tipo rubio que está ahí, no le ha quitado los ojos de encima a tú chica y ha estado dando ordenes constantemente a dos de los cuatro tipos que tiene a su alrededor.

-¿Mi chica? –Le preguntó más bien serio.

-No te hagas el huevón. He visto como la miras.

-Pero que tiene de raro eso, ella es muy bonita. Apuesto que ese tipo piensa igual que yo.

-De verdad eres un huevón. Como sea, la cosa es presiento que algo va a pasar.

-Te estás poniendo paranoico. –Le respondió ya con tono fuerte.

Diciendo esto último Isvan tomó del brazo a su amigo y lo giró para que estuviera de frente al escenario y así poder seguir trabajando.

Mientras los distintos periodistas, Alex e Isvan entre ellos, y los invitados hacían todo tipo de preguntas se escuchó un estruendo en la sala y las luces se apagaron, dejando al auditorio totalmente en penumbra. A los pocos segundos se oye un grito. “Señores y Señoras por su seguridad les voy a pedir que permanezcan en sus asientos con su cabeza mirando al suelo y esperen a todo vuelva a la normalidad”. La frase no provino de ninguno de los presentadores, por lo que todo el mundo supuso que se trataría de los guardias de seguridad, pero a los pocos segundos se oyeron siete disparos de armas de fuego. Cinco afuera del auditorio y dos en éste y volvió a escucharse la voz anterior. “No me gusta tener que repetir lo que he dicho, por lo que me he visto forzado a matar a los guardias de seguridad que estaban a cargo de este piso del edificio para demostrar que hablo muy enserio”.

El nuevo comunicado sólo logró poner más nervioso al público, en especial a los guardaespaldas del presidente, que hasta el momento estaban avocados exclusivamente a proteger a la mandataria, al secretario general y a la ministra de ciencia y tecnología. Pero a partir de ese momento comenzaron a mostrarse más activos. Entre los cinco agentes habían configurado un pequeño perímetro. Cuatro recibían instrucciones permanentemente por parte de Alejandro Saavedra, quien era el jefe a cargo de la seguridad de la presidenta. Cada uno de ellos estaba armado con una pistola USP de calibre .40, mira laser y capacidad para 13 balas por cartucho, la cual tenían desenfundada y lista para disparar si sentían que la presidenta corría peligro.

Habían pasado poco más de cinco minutos desde que se apagó la luz y se oyeron los siete disparos. Alex e Isvan permanecían inmóviles, a simple vista, en sus asientos, como si la tensión del momento les hubiese petrificado sus músculos impidiéndoles realizar cualquier tipo de movimiento. Pero los ojos de Isvan si denotaban movimiento, escaneaban la habitación en busca de una sola persona, María Jesús.

Por más que miraba de un lado a otro no podía encontrarla. La poca visibilidad y temor de ser sorprendido por los terroristas no facilitaba nada la búsqueda. Alex permanecía al lado de Isvan si hacer ningún movimiento. Solo se movió cuando Isvan le tocó el hombre para preguntarle si podía ayudarlo a buscar a María Jesús, a lo que respondió muy nervioso que sí.

-Necesito encontrarla. Quiero saber que está bien. –Dijo Isvan con preocupante.

-Tranquilízate. Seguro que está bien, es una mujer inteligente. –Respondió Alex tratando de tranquilizar a su amigo.

-¡¡¡Estoy tranquilo!!! Solo ayúdame a encontrarla quieres.

-Ok, ok, ok. Lo más probable es que esté cerca del escenario, tratemos de acercarnos para ver mejor.

-Te sigo.

Diciendo eso, ambos periodistas comenzaron a avanzar a través de las filas de asientos, procurando hacer la menor cantidad de ruido posible. Para su suerte había tres mujeres que no paraban de llorar, lo cual servía para esconder el sonido que producían los asientos al ser pasados por encima.

El esfuerzo que debían hacer para poder avanzar fila tras fila era tal, que habían transcurrido 5 minutos y solamente habían logrado cruzar 4 filas. Aún quedaban siete más antes de poder llegar a estar frente al escenario cuando Alex se percata de uno de los terroristas llevaba, bruscamente del brazo, a María Jesús hacia la puerta del auditorio, pero la anfitriona del evento no le hacía las cosas fáciles y presentaba mucha resistencia.

-¡Isvan! Se la están llevando- dijo Alex a su amigo, que sin pensarlo se levantó y comenzó a saltar entre los asientos en dirección del terrorista. Mientras lo hacía, uno de los guardaespaldas de la presidenta se percató de la desesperada reacción y justo antes de que Isvan saltara encima del terrorista, abrió fuego en contra de los que estaban en la puerta esperando a María Jesús para llevársela. Tal acción permitió que el periodista interceptara al extremista desprevenido. El golpe fue tal que al caer al suelo el agresor quedó inconsciente de inmediato y Isvan y María Jesús en el suelo, sin posibilidad de moverse debido a la balacera que se había iniciado.